El palomar es una construcción típica de los pueblos castellanos, de infinitas formas se puede decir que no hay dos iguales, cada cual tiene algo que le diferencia del otro.

El uso del palomar en Castilla y León procede de la colonización romana, hay quien ve un reflejo claro entre los palomares y los columbarios romanos donde éstos depositaban las cenizas de sus muertos.

La cría en palomar aportaba la recogida de los excrementos, que molidos y combinados con ceniza se convertían en un excelente abono en especial para el cultivo de los naranjos valencianos.

En la segunda mitad del S. XX con la aparición de los primeros fertilizantes químicos la actividad de los palomares decayó hasta su completa desaparición, hoy se conservan algunos gracias a la actividad desinteresada de algunas asociaciones pero muchos están en ruinas o desaparecieron del todo.

La materia prima más habitual en la construcción de palomares era el barro, también una de las materias primas más usadas en la formulación de esmaltes cerámicos son las cenizas vegetales y la ceniza de huesos.